Así es como reaccionaba una madre ante la intrépida fotógrafa que pretendía capturar los instantes más grotescos que se producían en una barbacoa dominical. La mujer, de unos 45 años, sujetaba la cuerda sobre la que unos niños -entre ellos su hija- saltaban alegremente, algunos con más arte que otros. Lo decía como si fuera una famosa del mundo de la farándula -divorciada y desquiciada- a la que los paparazzi no dejaban en paz ni siquiera en sus momentos más ociosos.
El entorno próximo en el que se vive hace que se desconfigure la realidad. Así, un independentista catalán creerá que si se realizara un referéndum sobre la independencia de Catalunya, ellos ganarían de calle. Por el contrario, un catalán nacionalista español creerá que no, que los catalanes no quieren ser independientes. Esto sucede porque los círculos sociales cerrados, generalmente, no dejan ver más allá de la orilla.
De esta manera se configura una realidad hecha a medida, a conveniencia de las posturas de cada uno, más o menos conscientes y consecuentes. Lo mismo sucede en otros temas, como el de la mujer que quería proteger a su hija de los flashes de una inofensiva fotógrafa. Seguramente esta mujer sea seguidora de algún programa del corazón, en el que las caras de los niños aparecen borradas, para defender su....¿infancia?
Los medios de comunicación influyen en las conductas sociales. Y es aquí donde recae su responsabilidad; al fin y al cabo, también construyen realidad. Tras unos instantes, la mujer, su hija y otros familiares, se dejaron fotografiar con gusto. Pero su primera reacción ante la cámara, aunque no fotografiada, allí permanece, en una barbacoa dominical.
lunes, 1 de junio de 2009
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