La democracia en Irán se tambalea tras la aparente corrupción perpetuada por Ahmadineyad. Se trata de un momento histórico trascendente para este país.
Tras la revolución del 1979, que convirtió a Irán en una república islámica, ahora el país atraviesa un camino con dos posibles destinos; la evolución o el estancamiento social. Las manifestaciones en las calles de Teherán de los seguidores de Musavi son conscientes de ello, y es por esto que protestan tan ferozmente ante lo que consideran un modelo que no les representa.
Desde occidente solemos criticar las democracias de los países musulmanes pero, en este caso, la consciencia social del pueblo Iraní es mucho mayor de la que se suele presuponer. Por mucha represión que pueda haber, mientras sean conscientes del significado de la democracia y de sus expectativas, volverán a triunfar.
lunes, 22 de junio de 2009
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