lunes, 22 de junio de 2009

La intransigencia

ETA ha vuelto a asesinar, esta vez a un policía nacional.

Este grupo de fundamentalistas, cada vez más jóvenes, no se entera del mundo en el que vive, ni del lugar que ellos ocupan en él. El pez es el último animal que se da cuenta de la pecera en la que nada. Los etarras son unos peces, pequeños y ariscos, que muerden para luego esconderse, como los verdaderos cobardes.

El caldo de cultivo en el que se crían los desgraciados que cuando crecen deciden empuñar una pistola, es una justificación que ya no sirve ni para entender la naturaleza del conflicto. Todo el mundo toma decisiones, y el hecho de matar implica una decisión.

Teóricamente intentan liberar al pueblo vasco, cuando realmente lo están sentenciando. En el mundo complejo en que vivimos, los peces de ETA son como una moda ochentera; desfasada.

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