viernes, 22 de mayo de 2009

La Iglesia debe ser fashion

Hace un par de semanas asistía a la comunión de mi primo pequeño. Los trajes de marinero predominaban ante las bermudas -quizás más acordes con la temperatura. La iglesia estaba llena, pues comulgaban cerca de diez pequeñas criaturas.

El cura y sus monaguillos plantados en la tarima ante un Jesucristo cuyo sufrimiento había sido inmortalizado en una cruz. Los niños, nerviosos por las tiernas miradas de sus familiares, no le prestaban mucha atención. Aunque hubieran estado atentos tampoco habrían entendido las retorcidas metáforas del párroco. "Otra misa aburrida", decían las caras de la mayoría.

Entonces me acordé de un viaje que hice a Nueva York. En Queens se celebraba una misa Baptista, en la que el Gospel era la atracción turística. Los presentes, a parte de sentir la presencia del Señor, cantaban y vitoreaban contentos. Dos creencias, dos expresiones. La Iglesia debe modernizarse, de la misma manera que lo hace la sociedad.

Pero no todo concluyó en aburrimiento. Los hermanos mayores de una niña que comulgaba no pudieron contener la alegría y gritaron, cual obrero sobre andamio: "¡Ana, guapa!". Esto es una muestra del vacío conceptual en que se encuentran algunos de los protocolos tradicionales de la Iglesia, y de la falta de respeto -o conocimiento- que eso genera entre los falsos fieles.

El Papa ahora está en Facebook, cediendo a la tentación de la modernidad. De nada servirán sus esfuerzos de captación de la juventud si no modernizan algunos de sus protocolos, anclados en un mundo en extinción, que se mantiene gracias al eco.

1 comentario:

  1. La Iglesia no tiene que modernizarse, Robert, tendría que cerrar el chiringuito. Por Dios!!

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