La realidad supera a la ficción. Tío Paco. Si Santiago Segura tuviera pensado hacer una película sobre la trama de corrupción de PP, le habrían quitado una gran idea. El bandido de Camps rodeado de gitanos vitoreando su nombre. Más que su nombre, su alias: Tío Paco.
La camaradería que tenían para con el presidente valenciano, a simple vista, resultaba sorprendente. Dicen las malas lenguas que los gitanos son ladrones, pícaros, mentirosos, vagos, delincuentes, vengativos...No se si los que vitoreaban con énfasis el "Tío Paco" eran de esa calaña o no. Pero el hecho es que le mostraron su más incondicional apoyo justamente un día antes de que fuera juzgado por corrupto. Quizás Camps contribuyó a reconstruir algún barrio habitado por gitanos, y por eso le están agradecido.
Ninguna televisión pudo evitar dar prioridad a las imágenes del Tío Paco, antes que a las propias declaracione de Camps. Tampoco hablaron de los prejuicios sociales hacia los gitanos. El trato que se hizo de esa información estuvo descontextualizado -quizás el acto estaba previsto desde hacía tiempo- y sugería una interpretación clara: Camps es amigo de los gitanos, con lo que eso conlleva socialmente.
La responsabilidad civil de los medios debe premiar la información veraz y contextualizada ante la espectacularidad y lo superficial. Y más cuando se trata de grupos minoritarios.
sábado, 23 de mayo de 2009
viernes, 22 de mayo de 2009
La Iglesia debe ser fashion
Hace un par de semanas asistía a la comunión de mi primo pequeño. Los trajes de marinero predominaban ante las bermudas -quizás más acordes con la temperatura. La iglesia estaba llena, pues comulgaban cerca de diez pequeñas criaturas.
El cura y sus monaguillos plantados en la tarima ante un Jesucristo cuyo sufrimiento había sido inmortalizado en una cruz. Los niños, nerviosos por las tiernas miradas de sus familiares, no le prestaban mucha atención. Aunque hubieran estado atentos tampoco habrían entendido las retorcidas metáforas del párroco. "Otra misa aburrida", decían las caras de la mayoría.
Entonces me acordé de un viaje que hice a Nueva York. En Queens se celebraba una misa Baptista, en la que el Gospel era la atracción turística. Los presentes, a parte de sentir la presencia del Señor, cantaban y vitoreaban contentos. Dos creencias, dos expresiones. La Iglesia debe modernizarse, de la misma manera que lo hace la sociedad.
Pero no todo concluyó en aburrimiento. Los hermanos mayores de una niña que comulgaba no pudieron contener la alegría y gritaron, cual obrero sobre andamio: "¡Ana, guapa!". Esto es una muestra del vacío conceptual en que se encuentran algunos de los protocolos tradicionales de la Iglesia, y de la falta de respeto -o conocimiento- que eso genera entre los falsos fieles.
El Papa ahora está en Facebook, cediendo a la tentación de la modernidad. De nada servirán sus esfuerzos de captación de la juventud si no modernizan algunos de sus protocolos, anclados en un mundo en extinción, que se mantiene gracias al eco.
El cura y sus monaguillos plantados en la tarima ante un Jesucristo cuyo sufrimiento había sido inmortalizado en una cruz. Los niños, nerviosos por las tiernas miradas de sus familiares, no le prestaban mucha atención. Aunque hubieran estado atentos tampoco habrían entendido las retorcidas metáforas del párroco. "Otra misa aburrida", decían las caras de la mayoría.
Entonces me acordé de un viaje que hice a Nueva York. En Queens se celebraba una misa Baptista, en la que el Gospel era la atracción turística. Los presentes, a parte de sentir la presencia del Señor, cantaban y vitoreaban contentos. Dos creencias, dos expresiones. La Iglesia debe modernizarse, de la misma manera que lo hace la sociedad.
Pero no todo concluyó en aburrimiento. Los hermanos mayores de una niña que comulgaba no pudieron contener la alegría y gritaron, cual obrero sobre andamio: "¡Ana, guapa!". Esto es una muestra del vacío conceptual en que se encuentran algunos de los protocolos tradicionales de la Iglesia, y de la falta de respeto -o conocimiento- que eso genera entre los falsos fieles.
El Papa ahora está en Facebook, cediendo a la tentación de la modernidad. De nada servirán sus esfuerzos de captación de la juventud si no modernizan algunos de sus protocolos, anclados en un mundo en extinción, que se mantiene gracias al eco.
jueves, 7 de mayo de 2009
La gripe porcina, Patxi López y el Barça
Los últimos 10 días han pasado rápido. Sin concesiones, hemos asistido a un bombardeo de grandes noticias; la gripe A, la investidura de López como Lehendakari y la victoria in-extremis del Barça. El hecho de que los medios jerarquizan los temas que se desplegan entre cafés no es nuevo. Lo curioso del asunto es, por una parte, la forma en que se han encadenado las noticias, así como lo noticiable de las mismas. También es interesante observar la facilidad con la que la gente olvida cuestiones que el día anterior habían ocupado toda su atención.
Bajo el riesgo de la pandemia, la gripe porcina encendió todas las alarmas sanitarias a nivel mundial. Incluso vuelos a paises escandinavos llevaban pasajeros con mascarillas. La noticia tenía todos los alicientes posibles: actual, afecta a mucha gente, hay muertos, no se sabe lo que puede suceder. Las cifras parecían gigantes y los riesgos incontrolables.
Poco a poco Patxi López se fue introduciendo en las portadas de los diarios, justamente dos días antes de su investidura. El gran día llegó, y a él se unió otra noticia; Ibarretxe abandona la política. El nuevo escenario que se abre en Euskadi, unido al "rencor" del antiguo Lehendakari, dieron más jugo al tema.
Y la última, más light y alejada de conflictos, ha sido la clasificación del Barça para la final de la Champions. La actualidad se encadena de forma express, y lo que ayer era importante hoy es un recuerdo -independientemente de que siga siendo importante.
Estos temas han servido para dejar en un segundo plano otra cuestión que venía ocupando portadas y sumarios durante varios meses; la crisis económica. Quizás fue demasiado monótono.
Tres noticias de diferente transcendencia que, sin embargo, han centrado los focos mediáticos de la misma forma. Es como al niño que le dan de primero verdura con vinagre -que no le gusta-, luego pollo y, de postre, un regalito como postre. Y mañana ya veremos.
Bajo el riesgo de la pandemia, la gripe porcina encendió todas las alarmas sanitarias a nivel mundial. Incluso vuelos a paises escandinavos llevaban pasajeros con mascarillas. La noticia tenía todos los alicientes posibles: actual, afecta a mucha gente, hay muertos, no se sabe lo que puede suceder. Las cifras parecían gigantes y los riesgos incontrolables.
Poco a poco Patxi López se fue introduciendo en las portadas de los diarios, justamente dos días antes de su investidura. El gran día llegó, y a él se unió otra noticia; Ibarretxe abandona la política. El nuevo escenario que se abre en Euskadi, unido al "rencor" del antiguo Lehendakari, dieron más jugo al tema.
Y la última, más light y alejada de conflictos, ha sido la clasificación del Barça para la final de la Champions. La actualidad se encadena de forma express, y lo que ayer era importante hoy es un recuerdo -independientemente de que siga siendo importante.
Estos temas han servido para dejar en un segundo plano otra cuestión que venía ocupando portadas y sumarios durante varios meses; la crisis económica. Quizás fue demasiado monótono.
Tres noticias de diferente transcendencia que, sin embargo, han centrado los focos mediáticos de la misma forma. Es como al niño que le dan de primero verdura con vinagre -que no le gusta-, luego pollo y, de postre, un regalito como postre. Y mañana ya veremos.
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